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Foto del escritorJack Goldstein

El inusitado viaje de un pequeño Sefer Torá

Actualizado: 21 oct 2021






Por el Cantor Dr. Paul Heller- Londres , Agosto 2021

Poco después de oficiar el entierro de Gerald Goodwin z”l, a principios de noviembre de 2018, fui invitado a la casa de la familia para recoger una Torá de la familia que deseaban donar a la Sinagoga. Cuando vi este objeto tan pequeño y bien conservado, mis ojos se iluminaron. A continuación, nos sentamos a tomar un café y hablamos un poco sobre la historia y cómo llegó a ser parte de la familia, mientras mi mano descansaba sobre la Torá en una unión simbiótica; sentí que esta ahora podía descansar, finalmente había vuelto a casa.


En 1939, la familia de Gerald abandonó finalmente Alemania. Mientras este llegó a Inglaterra en el Kindertransport, su padre, abordó un barco hacia el puerto de Shanghai, donde viviría, volvería a casarse y moriría antes del final de la guerra.


Gran parte de la historia de esta Torá sigue siendo un misterio, aunque ahora sabemos, gracias a la inscripción en el manto, que esta proviene del lado materno (Josephson) de la familia de Gerald y no del lado paterno como pensaban inicialmente (Grodzin, que se cambió a Goodwin en este país). La inscripción hebrea bordada dice, Nathan Josephson, y el año hebreo equivalente a 1894, seguramente bordado en su memoria, como es usual.


Otras preguntas son menos fáciles de resolver. ¿Cómo sobrevivió este objeto esencialmente judío a la guerra en la Alemania nazi? ¿Y qué hacer con la serie de coincidencias que llevaron a la familia a recuperar una Torá que ni siquiera sabían existía?.


Sabemos que en 1939 fue un tío de Gerald quien se encargó de encontrar un hogar seguro para diversos papeles, fotografías y objetos pertenecientes a la familia Grodzin-Josephson. En Berlín, estos fueron confiados al profesor Ernst Grumach, un erudito judío, casado con una gentil, que pudo sobrevivir a la guerra como trabajador forzado en la biblioteca del Reichssicherheitshauptamt, donde catalogó los bienes culturales judíos que los nazis saqueaban de casas, bibliotecas públicas y privadas, de las Sinagogas y restantes instituciones judías.


No sabemos cómo el profesor Grumach, sin duda con gran riesgo, logró mantener oculta la colección Grodzin-Josephson durante la guerra, es gracias a su parte en la historia de que la odisea de la Torá, llegó de vuelta a la familia en 1985.


Fue la viuda de Ernst Grumach, quien donó los documentos al Instituto Leo Baeck y los objetos a Herbert Strauss, quien en ese momento era director del Centro de Investigación sobre Antisemitismo en Berlín. Presumiblemente, desde que después de la muerte de Ernst Grumach en 1967, ella conservó los archivos con la esperanza de que algún día algún familiar llamara a su puerta para recogerlos. Nunca llegaron a llamar porque nadie tenía idea de su existencia.


El siguiente paso en el viaje de la Torá de regreso a la familia es de lo más fortuito. En 1939, la familia de Gerald abandonó finalmente Alemania. Mientras este llegó a Inglaterra en el Kindertransport, su padre, abordó un barco hacia el puerto de Shanghai, donde viviría, volvería a casarse y moriría antes del final de la guerra.


Algunos de ustedes recordarán que en la década de 1980 China comenzó lentamente a abrirse al mundo exterior y algún que otro turista intrépido pudo visitar el país, aunque no sin mucha burocracia administrativa. Da la casualidad de que los intrépidos Goodwin se embarcaron en una gira por China que incluía Shanghai para poder buscar rastros de los últimos años del padre.


Justo antes de que se fueran, Anne Goodwin z”l, llegó a casa de su trabajo de la Biblioteca Wiener en Londres, con una copia del Leo Baeck Institute Journal de ese mes. La bibliotecaria se había dado cuenta de que el Journal incluía un artículo sobre los judíos de Shanghai durante la guerra y, por supuesto, pensó que esto sería de interés para los Goodwin, lo cual, por supuesto, lo era. Pero el Journal también contenía información aún más interesante. Todavía Ruth, la hija relata que recuerda la expresión de incredulidad en el rostro de su padre cuando, al hojearlo, se encontró con el anuncio de la donación de los Archivos Grodzin-Josephson de Frau Renate Grumach al Instituto Leo Baeck de Nueva York. ¿Quién diablos era Renate Grumach y qué podrían significar los Archivos Grodzin-Josephson? Así que, después de su fascinante visita a Shanghai, los Goodwin organizaron un viaje a Nueva York donde pudieron explorar y recuperar algunos de los papeles y fotografías familiares que habían sobrevivido milagrosamente a la guerra. Mientras tanto, la Torá y algunos otros objetos de la familia habían sido llevados al nuevo museo judío en Berlín. Más tarde, cuando esa institución se convirtió en un importante sitio de patrimonio ubicado en el edificio Daniel Libeskind, la Torá y varias fotos y objetos familiares se exhibieron en una vitrina en el corredor adyacente al ala del Holocausto. Ruth recuerda haber visitado el museo con sus padres y lo conmovidos que estaban por la exhibición y por el interés mostrado en la historia de la familia por varios jóvenes visitantes que aprovecharon la oportunidad de hablar con alguien tan estrechamente relacionado con lo que les parecía historia.


Después de varios años, la exhibición de la Tora fue reemplazada y la familia sintió que tenía más sentido que la Torá estuviera con ellos y que ahora con la muerte de Gerald en 2018, fuera parte de los rollos en su Sinagoga donde sería apreciada y utilizada regularmente junto con otros que sobrevivieron de manera similar el Holocausto (en otro artículo, me referiré a ellos).


Hemos tenido un sentido servicio inaugural en 2019 con la presencia de la familia, y que igualmente coincidió o no, como toda esta increíble historia, con la visita y participación del coro juvenil y el Cantor de nuestra sinagoga hermana de Berlin, la Pezallotzistrasse, mi colega el Cantor Sheffer leyó de ella, lo que fue muy conmovedor y simbólico. A partir de entonces la hemos usado en ocasiones regulares cuando la pandemia lo ha permitido y por jóvenes, especialmente por la facilidad de su manipulación y por su impecable letra. En la foto 10/7/2021, tuve el honor de leer el maftir en el 50 aniversario de mi bar mitzvah.

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