¿No hay con quién para el 2022?
De hace unos meses, pero aún relevante...
Por David A. Rosenthal
Ingrid Betancourt aspira ganar las elecciones presidenciales por la Coalición Centro Esperanza, luego de dos décadas y de un secuestro que casi le cuesta la vida. Pareciera entonces que no hubiera entre el periodo 2002-2022 un importante cambio en la vida política nacional. Dos décadas, 20 años y los candidatos, que como Betancourt están aspirando a ocupar el Palacio de Nariño, son los mismos, pero más allá de eso, son figuras políticas “quemadas”, casi chamuscadas. Sin importar lo que les haya sucedido en su vida personal, el hecho es que no hay políticos nuevos, frescos, innovadores, diferentes, etc.
La coalición a la cual aspira Ingrid Betancourt a abanderar incluye también a Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo, Alejandro Gaviria, Juan Manuel Galán y Juan Fernando Cristo. En realidad, ni una sola cara nueva, nada innovador, solo una mezcla de la política de la que la gente está harta. Aunque hay algunos políticos medio rescatables de esta lista, su probabilidad de ganar es muy baja. Casi nula.
Que Dilian Francisca Toro se retire de su aspiración presidencial de la Coalición Equipo por Colombia (EPC) es apenas natural. También se había retirado antes Juan Carlos Echeverry y seguro se van a retirar los eventuales invitados a lanzarse por esta coalición.
Como la “coalición” antes mencionada, se han creado otras más, también nuevos partidos políticos y movimientos, que de entrada no tienen ninguna posibilidad, pues en un par de meses no van a lograr su objetivo. Mientras que otros candidatos que llevan haciendo campaña desde el 2018 tienen un mayor chance.
Así mismo, Enrique Peñalosa, contemporáneo político de los antes resaltados, obtuvo el aval del “partido de la U”, encaminándose a hacer una campaña exprés que lo acerque a la presidencia del país. Pero, no está claro si el partido de la U le sume a Peñalosa, siendo el partido en el cual sus máximos representantes Roy Barreras y Armando Benedetti utilizaron con fines personales, políticos, lagarteros y de beneficio personal en todo su sentido, casi convirtiéndolo en una mafia, y que ahora se han sumado a Petro.
Además, en estas elecciones legislativas si que se ven nuevas caras, claro está, no significa que eso sea que van a hacer las cosas correctamente y van a cambiar el país para bien, pero al menos se ve un poco de lozanía y renovación. Aunque varios de estos están esperando a recibir es lo que los votos que obtengan les representen luego económicamente al saber que su muerte política está anunciada.
Tal vez en estas elecciones es en las que mayor cantidad de gente se ha lanzado al ruedo político. Unas 3.000 personas están aspirando a entrar al Congreso. Hay que recordar también que, del total de curules, unas ya están asignadas de forma arbitraria y son las 16 curules de la “paz” de Santos, que además se van a estrenar en este nuevo periodo.
Del Centro Democrático, de momento, una figura maltrecha de un Óscar Iván Zuluaga se encamina a ir solo. Habiendo políticos que podrían hacer más.
La Coalición Equipo por Colombia con Federico Gutiérrez, Alejandro Char y Enrique Peñalosa, no parece muy fuerte. Mientras tanto el Pacto Histórico y la Colombia Humana de Petro avanza de manera sibilina en senderos desconocidos para Colombia, que tal como Latinoamérica quiere caer ante las garras del comunismo.
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