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Foto del escritorJack Goldstein

Respuesta a Ma Nishtaná




Leiluy Nishmat Jaim Ben Dessy Zt”l Referencia: Collected Writings Vol. I Nissan I ¿Para qué narrar una historia que ya nos sabemos?


Hay pocos momentos más trascendentales que una familia compuesta por varias generaciones compartiendo una mesa del Séder de Pésaj. Si imaginamos la escena, sin duda nos sentiremos emocionados por la manera en la que nuestro pueblo transmite su herencia y al mismo tiempo, establece un nuevo eslabón en la cadena milenaria del judaísmo.

A través de la historia hemos visto cómo D-os nos ha salvado, en cambio, la entrega de la Torá no tiene paralelo. Es la única ocasión en la que D-os se reveló a todo el pueblo y nos dio lo que se convertiría en nuestro manual de vida: la Torá.

Me gustaría detenerme ante esto para preguntarnos sobre el sentido profundo del Séder: qué esperamos obtener de este evento, y por qué dentro de las leyes divinas se le dio un papel tan fundamental.

La parte esencial del Séder es la lectura de la Hagadá, en ella se narra la liberación del pueblo judío de la tierra de Egipto. Es interesante que este relato sea el único que se ha establecido como obligatorio narrar de padres e hijos, pues en lo personal me parece que la revelación de D-os en Sinaí debería tener un lugar más importante que la liberación. ¿Por qué? El pueblo de Israel se ha encontrado en otros momentos en situaciones de amenaza y a través de la historia hemos visto cómo D-os nos ha salvado, en cambio, la entrega de la Torá no tiene paralelo. Es la única ocasión en la que D-os se reveló a todo el pueblo y nos dio lo que se convertiría en nuestro manual de vida: la Torá. Sin embrago, no existe un precepto en el judaísmo para narrar ese suceso. ¿Qué es lo que hace del relato de Pésaj algo tan fundamental?

Me parece que la respuesta está en entender por qué la salida de Egipto es mucho más que una simple liberación del sufrimiento. Previo a ella, el pueblo judío no era un pueblo, no existía una nación. No tenía un código de leyes compartido ni nada que los unificara, básicamente era una familia que a través de las generaciones se había multiplicado, pero que debido a la esclavitud había perdido todo: identidad, propiedad privada, sueños y anhelos. Colocados en la base de la pirámide social egipcia, eran poco más que los animales en el mejor de los casos. No hay ningún registro previo a la salida de Egipto acerca de un pueblo que en esas condiciones rompiera sus cadenas para ser libre.

De pronto el momento llegó, cada integrante del pueblo judío recobró su valor y su humanidad; pudo volver a tener propiedad privada y a pertenecer a una familia. Establecieron lazos con sus vecinos y amigos, convirtiéndose nuevamente en seres humanos. Como sabemos, este proceso no fue casual, D-os intervino deliberadamente para que estos individuos se transformaran en un pueblo y una nación con una misión.


Pésaj no se trata de recordar un suceso histórico, sino de entender nuestro presente a la luz del nacimiento del pueblo de Israel. Buscamos comprender nuestra misión como individuos mirando hacia atrás y analizando por qué D-os estableció al pueblo.

“El brazo fuerte de D-os que los liberó de la miseria, y los elevó y cargó en alas de águila, el D-os… en el que todos a partir de ese momento encontrarán la base de su existencia como pueblo. El contexto histórico compartido los hizo convertirse en Israel, la nación que reveló al mundo la voluntad de D-os”.

Pésaj no se trata de recordar un suceso histórico, sino de entender nuestro presente a la luz del nacimiento del pueblo de Israel. Buscamos comprender nuestra misión como individuos mirando hacia atrás y analizando por qué D-os estableció al pueblo.

El Séder de Pésaj es una respuesta a la búsqueda de nuestra esencia y de nuestro propósito; si no entendemos la génesis del judaísmo no podemos comprender su presente ni luchar por su futuro. Antes de saber que D-os se reveló en Sinaí necesitamos afianzar nuestro entendimiento acerca de su intervención en la naturaleza, pues es ahí donde nos transmite que nuestra existencia como pueblo tiene un propósito designado por Él (hablamos de esto en una entrada anterior del blog: la misión del pueblo) y tenemos que dedicar todas nuestras fuerzas en lograrlo.

El niño que se sienta con su familia en la mesa de Pésaj y entiende que al leer la Hagadá no cuentan una historia, sino que analizan su presente, saldrá de esa noche con una identidad judía profunda, fortalecida y se sumará gustoso a luchar por los valores divinos y decidido a cumplir la misión del pueblo de Israel.

@rabisaacsitt


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