De ejemplo en el medioevo a irresponsables en temas de salud pública
Actualizado: 7 may 2020
El siguiente artículo fue publicado a finales de junio del año pasado, cuando nadie imaginaba en la que estaríamos ahora. A hoy, y sin tener estadísticas serias aún, lamentamos que los judíos constituimos un porcentaje desproporcionado de afecciones y muertes. La ciencia y la historia juzgarán si eso se habrá debido al carácter cosmopolita que le vemos al virus en sus primeros meses o si existen otros factores. Lugares como Williamsburg en Nueva York, y Bnei Barak en Israel, reportan altos índices de contagio y de indisciplina cívica. En estos momentos, el ministro de salud de Israel y su esposa se encuentran afectados y es por suerte que ni el Primer Ministro ni su gabinete ni la comandancia militar se haya infectado por la irresponsabilidad de este personaje. Por poco resulta más letal que Hamas y Hezbolá combinados. El ministro no es doctor ni científico; es parte de la cuota política con que Netanyahu paga el apoyo de los ultraortodoxos antisionistas. Semanas antes de caer víctima del virus, este despreciable personaje públicamente restó importancia a las alarmas que se prendían en todo el mundo. Quien está encargado de la salud pública del país resolvió decir ante micrófono que nada iba a pasar puesto que el mesías llegaría antes de Pesaj y colorín colorado. Mientras todos comíamos matzá en casa, él yacía entubado en un hospital.
Duele la vigencia de este artículo.
Pikuaj Nefesh, cuidar la salud y la vida por encima de todo, es una gran mitzva. Incluso, este precepto nos permite transgredir normas para salvar el pellejo. La Halajá solo habla de tres motivos para dejarnos matar: Cuando nos obligan a matar a otros sin razón, cuando nos obligan a tener relaciones sexuales prohibidas y cuando nos obligan a reverenciar ídolos. Comer treif o manejar en shabat para llegar a un hospital es permitido si de eso depende la vida. Por otro lado, con orgullo recordamos que la Peste Negra no causó tanto desastre entre los nuestros por la sencilla razón que frecuentábamos baños y sabíamos cuidar nuestros alimentos. Pareciera que en esa época eran más “científicos”.
La ciudad de Nueva York está atravesando una rara crisis de salud pública. Hace tiempos no se veía una epidemia de sarampión tan fuerte como ahora. Para proporcionar, el total nacional en Estados Unidos asciende a 550 casos, de los cuales más de 300 se han reportado en La Gran Manzana y la mayoría de ellos entre la comunidad hasídica de Williamsburg. Si bien, en líneas generales, la judería en Brooklyn se ha dado a la tarea de vacunarse y manifestarse a favor de todas las campañas clínicas que la ciudad ha ofrecido, sigue existiendo un reducto que, a pesar de no tener ningún argumento halájico, se resiste a vacunarse. De cualquier manera, queda el interrogante de por qué antes de esta ola de miedo tantos no hubieran estado vacunados.
¿Cómo es que algunos de los nuestros ortodoxos prefieren ir en contra de la salud personal y el bien público acudiendo a conceptos que, si bien no son brujería, al menos claramente sí son contrarios a la ciencia y halajá? ¿Qué argumentos esgrimen ellos para portarse así? Por ejemplo, dicen que las vacunas están hechas con glóbulos de sangre de vacas, o con células de cerdo y de ratas. Otros, como el grupo Akeres Habayis (hacedores de hogar), están asociados con filosofías New Age que abogan, sin pruebas, que las vacunas son la causa del crecimiento exponencial en casos de autismo. Algunos dicen que el sarampión se cura o se evita tomando buenas dosis de jugo de naranja. Está también la organización Parents Educating and Advocating for Children’s Health (PEACH) que distribuye un panfleto titulado “Puntos de interés halájico”. Este grupo religioso, con una gran presencia online, organiza conferencias con dudosos rabinos siempre prestos a alegar débiles posturas pseudocientíficas. La jutzpá llega hasta el punto de alegar que, en familias con diez hijos, donde la madre está dedicada al hogar y el padre a estudiar Tora, no hay tiempo para vacunarse. Parecen todos Testigos de Jehová.
Como no tenemos una autoridad central en el judaísmo, cada quién acude a su rabino preferido. Cabe decir que son muchas las explicaciones halájicas que permiten ingerir o aplicarse vacunas hechas con células de cerdo, todas sustentadas por rabinos de mayor calibre.
Existen razones que explican estas peligrosas actitudes anticientíficas. Una muy válida es la falta de educación médica en la yeshivot. Falta de acceso al internet es otra. También existen las más atrevidas que señalan cómo grupos sectarios e insulares, principalmente pobres y viviendo en condiciones substandard, se rehúsan a permitir que trabajadores sociales y enfermeros los visiten en el seno de sus hogares por miedo a que conozcan su realidad. Amenazas de multas y la prohibición a que sus hijos asistan a las escuelas han probado ser ineficaces para erradicar el problema. Pikuaj Nefesh y Hilul Hashem no son conceptos suficientemente válidos para ellos como para vacunarse; prefieren constituirse en genuinas amenazas a la salud pública.
¡Pero el cuento resulta mucho peor! Para quienes duden del origen de la epidemia, resulta que el caso en Nueva York tiene sus orígenes en Israel. Pasada la fiesta de Sukot, el sarampión se diseminó entre la población ultraortodoxa y cómodamente llegó montada en avión a Estados Unidos, tal cual lo menciona el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.
¿Cómo se cuelan estas tendencias entre los nuestros, incluso yendo en contra de la Halajá? El tema no tiene que ver con la religión; nuestra experiencia en la Edad Media es prueba de ello. La causa del problema está en la forma de vida de algunos dentro de la extrema ortodoxia, convencidos de su piedad, pero distanciados de su propia Halajá, de la ciencia y de la responsabilidad social.
Bibliografía: -Revista Semana. OMS advierte que los casos de sarampión se cuadruplicaron en 2019. Abril 14. /-Judíos en Nueva York critican obligación de vacunar contra sarampión. EL TIEMPO, Abril 16. /-How A Group for Jewish Moms Spread Anti-Vax Propaganda Before New York’s Measles Outbreak. Claudia Koerner y Julia Reinstein. --BuzzFeed News /-Measles outbreaks are sickening ultra-Orthodox Jews. Here’s why many of them go unvaccinated. Washington Post, Michele Chabin, abril 3
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