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De Antisemitismo a Hebreofobia: Llamemos las cosas por su nombre

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Por Jack Rubinstein

Basta ya de eufemismos y excusas. Basta ya de la palabrería de quienes dicen “no soy antisemita, solo critico a Israel” mientras niegan, atacan y demonizan el derecho de un pueblo milenario a existir en su tierra. El término antisemitismo se ha desgastado, deformado, manipulado. Hoy cualquiera lo niega con una sonrisa hipócrita, como si con un truco retórico pudiera limpiar su odio.


Es hora de hablar claro: esto es hebreofobia.


No es “simple crítica política”, es una hostilidad sistemática contra el pueblo judío en todas sus formas: en Israel, en la diáspora, en las calles de nuestras ciudades, en las universidades, en los medios, en las redes. Hebreofobia es la ideología que intenta borrar el derecho histórico y legal del pueblo judío a autodeterminarse en Eretz Israel, el mismo derecho que nadie cuestiona para ninguna otra nación del planeta.


La hebreofobia actual no se conforma con demonizar al Estado judío. También pretende aislar, silenciar y marginar a las comunidades judías en la diáspora, comunidades que durante siglos han contribuido al progreso de las sociedades donde han vivido: construyendo empresas, desarrollando ciencia, fortaleciendo la cultura, creando arte, innovando en tecnología, aportando en medicina, en derecho, en pensamiento. Y aun así, después de aportar y fortalecer a las naciones donde viven, son señaladas y puestas bajo sospecha.


Figuras de la política mundial, influencers con millones de seguidores, celebridades que se pavonean como “defensores de los derechos humanos” repiten hoy, sin pudor, discursos que en el pasado empujaron a pueblos enteros al exilio y al exterminio. Ellos se esconden detrás de la bandera del antisionismo, pero su objetivo es el mismo que el de todo hebreófobo: negar al pueblo judío su derecho a vivir en su propia tierra, y poner en riesgo su supervivencia en cualquier lugar donde esté.


El pueblo judío ha sobrevivido imperios, inquisiciones, pogromos, exilios y genocidios. Sobrevivirá también a esta ola de hebreofobia disfrazada. No lo hará pidiendo permiso ni disculpas por existir. Lo hará como siempre: defendiendo su casa, Israel; defendiendo su gente, en cada rincón del mundo; y recordando a todos que nuestra historia no comenzó en 1948, ni terminará jamás.


De ahora en adelante, llamemos las cosas por su nombre: esto no es “crítica a Israel”, no es “libertad de opinión”.

Es hebreofobia. Y la hebreofobia, como toda ideología de odio, merece ser expuesta, denunciada y derrotada.

1 comentario


debemos recordar que fue solo hasta el Concilio Vaticano II en el año de 1963 que se borro la culpabilidad que desde el concilio de Nicea en el siglo III le adjudicaron a los Judíos ..... la muerte de Jesús, era obligatorio para los sacerdotes decirlo durante el sermón de las 7 palabras el viernes santo y cada cura lo hacia mas grave creando ese odio que siempre tuvieron los Católicos hacia los Judíos el odio esta impregnado en el ADN y eso es lo que hoy esta surgiendo con la guerra contra Hamas

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Radanita (en hebreo, Radhani, רדהני) es el nombre dado a los viajeros y mercaderes judíos que dominaron el comercio entre cristianos y musulmanes entre los siglos VII al XI. La red comercial cubría la mayor parte de Europa, África del Norte, Cercano Oriente, Asia Central, parte de la India y de China. Trascendiendo en el tiempo y el espacio, los radanitas sirvieron de puente cultural entre mundos en conflicto donde pudieron moverse con facilidad, pero fueron criticados por muchos.

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