El (d)efecto "Aureliano"
Por Jack Goldstein
Desde hace un mes tenía programado publicar hoy un artículo de la pluma de una comunitaria a quien aprecio de vieja data. Me tenía particularmente ilusionado pues, finalmente y después de varios meses, se atrevía a compartir, desde su particular perspectiva, sus sentires sobre la guerra en Gaza. Se trataba de un material formulado desde un punto de vista no convencional y que sin duda sería controvertido, un punto de vista que pretendía ser más “humanista y balanceado” que “tribal”. Además, me pidió que lo publicara en temporada de Pesaj para ambientarlo mejor. Precisamente, era el tipo de material que bienvenido es en este espacio que aspira a ser Apócrifo, así no comparta yo todo su contenido. Pero un meme publicado diez días antes la hizo cambiar de opinión, porque según ella también enloquecí.
El 7 de octubre nos asomó el terror y ya desde el 8 hemos sido testigos del protagonismo que han tenido grupos insospechados como Queers for Palestine en el visceral ataque al Estado de Israel. Estaba contento porque, finalmente, de entre los comunitarios LGBTI iba a tener un artículo sobre el tema en cuestión. Ingenuamente, pensé que podían opinar sobre semejante exabrupto, pero bien equivocado y sorprendido quedé. No pretendo generalizar ni aportar estadísticas con valor científico, pero de cinco personas gays que contacté para este fin, las cinco me dijeron básicamente que “todos somos humanos” y que no querían tomar una posición frente a este conflicto ni frente a ese grupo, porque es un tema muy denso. Respetable su posición y bienvenida la lección.
También me llamó la atención que, (sin pretender llegar a conclusiones o estadísticas), tras cientos de artículos o enlaces compartidos desde el inicio de esta guerra, solo he recibido 4 reacciones negativas sonoras. Dos, que las interpreto originarse en el comportamiento de aquellos que, sintiéndose moralmente más finos, se lanzan a criticar apasionadamente, pero se descuadernan cuando se los critica de vuelta. Curiosamente, las otras dos personas se despacharon justo las dos veces en que en este espacio se hizo referencia al presidente Petro bajo su apodo de “El Cacas”, apelativo que no es grosería ni imprudencia y tampoco constituye Lése-Majesté. Claramente, ese alias no me lo inventé, sino sus camaradas de guerra. O como bruscamente me corrigió una de ellas, el alias era “Aureliano”; lo de “El Cacas” era meramente cuestión de quienes le conocían sus andares más de carca… Como si eso hablara mejor del presidente y no lo hundiera más en ese estiércol. En este caso, mi amiga solicitó no publicar su nota por cuenta de un meme compartido en este blog en que comparaba al Sabio Caldas con "el sabio Cacas" y sus posturas de "Neo-antisemitismo Climático". Ella consideraba la publicación de bajo nivel y no merecedora de compartir tribuna con su artículo. Como no retiré el meme, nos privamos de poder leerla. Segunda lección.
No tengo evidencias de que ambas personas se hayan pronunciado en contra de los peligrosos exabruptos del presidente ni de qué lo hayan hecho por otro tipo de situaciones relativas al conflicto, bien sean en Colombia o allá en zona de calor. Tampoco se ofendieron cuando múltiples veces tildé al presidente de simple antisemita. Me deja pensativo ver que las únicas críticas hayan venido justamente en defensa del indefendible pasado del presidente Petro. Tendrán ellas sus prioridades y sensibilidades.
Ellas, y los dos “comunitarios” sobre quienes me regué en prosa por sus ingenuas y peligrosas posiciones públicas, tienen abierto este espacio para compartirnos sus opiniones, cuando así lo deseen. Curiosamente, estas cuatro personas tienen también en común que a todas les di Palco de Honor en los eventos de Limmud. Curiosidades de la vida.
