Kristalnacht 2025. La importancia de recordar
- Jack Goldstein

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Por Tomas Chaskel
Es importante que las siguientes generaciones conozcan la historia de sus antepasados.
La parashá de esta semana es Vayera, la parashá de la prueba. Es donde Dios pone a prueba a Abraham. Imaginen dedicar toda la vida sacrificando todo: la tierra natal, la familia, las ideas y difundir una revolución. Finalmente, Abraham tiene un hijo, Isaac, pero un día, Dios le pide a Abraham que renuncie a todo: que tome a su hijo y lo ofrezca como sacrificio. Esta es la prueba más famosa de la historia humana.
La gran pregunta que se hacen los sabios es: ¿Por qué Dios pone a prueba a las personas justas? Abraham le hace caso a Dios y se lleva a su hijo para realizar el sacrificio.
Para muchos escritores e historiadores, la palabra sacrificio es parecida a Holocausto. Sacrificio es un término general para un ritual de ofrenda, mientras que holocausto es un tipo de sacrificio en el que la víctima se consume por completo en el fuego. Históricamente, un holocausto era una ofrenda religiosa para expresar devoción, gratitud o expiación de pecados. En cambio, el uso moderno de Holocausto se refiere a un genocidio sistemático de judíos por los nazis.
La palabra Holocausto comenzó a ser utilizada con más frecuencia en el siglo XX en referencia a genocidios como el armenio en Turquía, la masacre de chinos en Nankín o el ataque de los japoneses a Pearl Harbor. Los historiadores judíos a finales de los años cincuenta fueron los primeros en utilizar el término Holocausto para las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, relacionándolo con el genocidio del pueblo judío. Algunos historiadores se remiten a la idea de que hubo un sacrificio como el ritual bíblico.
El Tercer Reich se puso como objetivo la reestructuración racial de Europa. Es por eso que comenzaron a sacar leyes en contra de los no arios desde que tomaron el poder.
En 1935, crean las Leyes de Núremberg, que son las primeras leyes en contra de los judíos y no arios. Este año, estas leyes cumplirían 90 años. Eran leyes raciales que definían quién era alemán y buscaban la protección de la sangre alemana.
Los nazis pensaban que los judíos en especial pertenecían a una raza aparte e inferior a otras. Ellos promulgaban que los judíos en Alemania y Europa amenazaban al pueblo alemán y que tenían que separar a los judíos de los demás alemanes para protegerse.
Las Leyes de Núremberg cambiaron la vida cotidiana de los judíos. Le dieron al régimen la posibilidad de crear nueva legislación alrededor de ellas y crear una campaña en contra de los judíos. Inclusive se pudo imprimir textos escolares con el fin de enseñar que los judíos eran seres inferiores.
A medida que los nazis tenían mayor fuerza, esto les dio la confianza de crear más leyes, como la obligación de que los judíos tendrían que andar por las calles con su Estrella de David, identificar sus almacenes y abandonar sus casas.
El régimen ya tenía la confianza total, y por eso podía entrar a la fase de destrucción de símbolos judíos. Es por eso que la Noche de los Cristales Rotos no fue coincidencia; el régimen ya tenía todo preparado y los ejércitos alemanes ya tenían sus instrucciones.
Fue la noche del 9 de noviembre de 1938 cuando se coordinó una oleada de violencia antisemita que destruyó almacenes, sinagogas, cementerios y colegios. Tanto vidrio quedó regado por el piso, que por eso este evento es conocido como Kristallnacht, la Noche de los Cristales Rotos.
Al día siguiente, el régimen nazi ordenó a la policía arrestar a 30.000 judíos. Estos judíos no habían cometido ningún delito, fueron arrestados por ser judíos.
La Noche de los Cristales Rotos fue un momento decisivo para los judíos de Alemania y después de Europa. Los judíos se dieron cuenta que no tenían futuro en Alemania.
Una de las tragedias más grandes del periodo fue la lentitud o la falta de conciencia y reacción por parte de la comunidad internacional, lo que Hitler interpretó como una señal de que podía continuar con su plan.
El mundo no reflexionó mucho sobre el significado real de las Leyes de Núremberg en ese momento.
Por ejemplo, en 1938 los periódicos poco informaron sobre la Noche de los Cristales Rotos. Esta falta de cobertura contribuyó a que el mundo no percibiera el evento como el paso decisivo hacia la violencia masiva que realmente fue.
La exterminación de judíos se desarrolló gradualmente, lo que dificultó que el mundo exterior entendiera de inmediato la magnitud del plan nazi. El mundo ignoraba el secretismo con el que se estaban llevando a cabo las operaciones de asesinato.
El silencio del mundo después de eventos como la Kristallnacht fue visto por Hitler como un trofeo. El mundo se rindió.
Según Eichmann en su juicio de 1961, el régimen se tomó su tiempo, desde 1938 hasta principios de 1942, para estudiar cuál sería la forma más efectiva para exterminar a los judíos de Europa. La falta de una fuerte condena o intervención internacional permitió este periodo de planificación.
El mundo ya borró la Segunda Guerra Mundial; son ochenta años y sobrevivientes muy pocos, Es en la posguerra que se toma conciencia de lo que realmente pasó en Alemania y Europa. Hoy estamos viviendo un mundo lleno de odio gracias al silencio de los países, gracias a las nuevas tecnologías, gracias a la desinformación. El mundo ya no conoce la historia de los años treinta, ya nadie sabe que son las leyes de Nuremberg y que significaban. El mundo no reacciona a las noches de cristales y las muertes violentas que hoy existen.
Si uno mira con cuidado lo que estamos viviendo actualmente, no es coincidencia que estemos repitiendo lo ocurrido en los años treinta. Hoy los inmigrantes no son bienvenidos en el mundo y a raíz de esto, grupos de matones han encontrado sus victimas.
Nosotros sí tenemos un deber y un llamado: mostrarle al mundo que un ataque a un judío es un ataque, en el futuro, a un no judío. Así fue en el régimen nazi, así es en Europa contemporánea, así es en los Estados Unidos. Lo que no podemos permitir es que los líderes usen la palabra antisemitismo para sus agendas políticas.
Nosotros no podemos rendirnos, tenemos que seguir luchando. Así como Abraham tuvo múltiples pruebas y todas las superó, nosotros vamos a lograr la nuestra, porque no vamos a dejar que nos roben nuestra historia y nuestro sacrificio.
Shabbat Shalom
Bibliografia
Zadoff, Efraim (Ed.). SHOÁ: Enciclopedia del Holocausto. Yad Vashem y E.D.Z. Nativ Ediciones, 2004. (Contiene entradas detalladas sobre las leyes raciales y su impacto).
Zadoff, Efraim (Ed.). SHOÁ: Enciclopedia del Holocausto. Yad Vashem y E.D.Z. Nativ Ediciones, 2004. (Referencia fundamental sobre el término Shoá y el genocidio).
Para la conexión específica entre la Parashá Vayera y el Holocausto, a menudo se citan comentarios rabínicos contemporáneos (como los de Rav Soloveitchik o Rav Sacks) que pueden encontrarse en el internet.







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