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El reconocimiento de Mets Yeghern (Genocidio Armenio), una deuda moral pendiente que tiene Israel.

Actualizado: 24 abr 2021


 

Genocidio Armenio -Hoy, 24 de abril son 105 años-: El pasado lunes en la noche recordamos una vez más nuestra Shoa. En la historia reciente, existen otros episodios lamentables como los de Rwanda, Srebrenica, y el patológico auto-exterminio en Camboya. Pero el más politizado sigue siendo el caso de los armenios durante las últimas décadas del Imperio Otomano, especialmente durante la Primera Guerra Mundial y los años inmediatamente posteriores. El siguiente artículo lo publiqué hace casi dos años, después de visitar la zona del Cáucaso sur. Como es el caso de varios artículos, el contenido sigue vigente.

 
Hoy le dedico esta a mi amigo Juan Carlos del Hierro y a su familia armenia. Las fotos son del museo del Genocidio en Yerevan.

Veinticinco años antes de la Shoa, se llevó a cabo el primer gran genocidio del siglo XX. Muy seguramente, otros pueblos y tribus en África querrán decir que a ellos también fueron exterminados premeditadamente durante el siglo XX. Particularmente, Congo y Namibia ofrecen capítulos macabros de lo que fue la colonización del continente, pero tristemente de esas tribus poco queda y difícilmente existe algún registro documental, estadístico o fotográfico. Mucho menos se trataba de civilizaciones maduras y milenarias con vasta memoria histórica escrita. Como con los dinosaurios, a ellos en África ya nadie los llora. Pero diferente es el caso del pueblo armenio, el primer pueblo en adoptar oficialmente el cristianismo.


La mala suerte de los armenios es ubicarse en el Cáucaso, una zona fronteriza de cruce de civilizaciones. Turcos, kurdos, rusos, persas, tátaros y árabes, entre otros, son sus vecinos, más numerosos y belicosos. Para no explayarme, durante el siglo XIX la zona habitada por los armenios fue dominada y repartida entre los imperios Otomano y zarista. El ocaso de primero llevó al moribundo imperio a implementar una serie de políticas opresivas contra sus minorías, entre las cuales la kurda y la armenia eran las más significativas. Desde las masacres de Hamidyán en 1895 existe amplia documentación que evidencia un decidido deseo por reubicar a los armenios a la fuerza, eliminarlos de ciertas zonas del imperio, debilitarlos y humillarlos. Pero el gran golpe vino en 1915, durante la Primera Guerra Mundial, y que duró, según como se quiera narrar la historia, hasta 1918 o hasta 1923. Al final de este lamentable episodio, 1.5 millones de armenios habían muerto, un 75% de la población de Armenia Occidental (la zona turca).



Numerosos paralelos y diferencias se pueden hacer con nuestra experiencia de la Shoa. Los armenios fueron masacrados en su tierra ancestral mientras que a nosotros nos eliminaron en la diáspora. Desde el final del genocidio en 1918, a ellos les tomó apenas unos meses para conformar su primera república independiente, (que no tenían desde 1375 cuando el reino de Kilikia fue derrotado); a nosotros nos tomó tres años para lograrlo. La Primera República Armenia duró escasamente dos años hasta que la Unión Soviética se la tragara; B“H, nosotros seguimos contando con un próspero Estado de Israel. La limpieza étnica, cultural, arqueológica, histórica en la zona oriental de Anatolia es casi completa. Los armenios murieron principalmente en largas marchas al desierto (Deir eZor, en Siria, ahí mismo donde hoy se lucha contra ISIS) pero también a fuego, en la horca, violados u obligados a islamizarse; nosotros sufrimos caminatas largas, guetos, pero principalmente nos mataron en campos de concentración, cámaras de gas y a ráfaga en fosas comunes. Ni el Tercer Reich ni el Imperio Otomano existen hoy. Los alemanes reconocen su culpabilidad y han pagado compensaciones: los turcos máxime se refieren a pérdidas de ambos lados durante una guerra civil y a los efectos colaterales de la guerra. A nuestra desgracia la llamamos Shoa; ellos la llaman Mets Yeghern. En fin, de eso se puede hablar y comparar ampliamente. Desde el creador de la definición internacionalmente reconocida de lo que es el Genocidio, pasando por los más grandes defensores de la causa armenia, esas mentes son judías. Nuestra experiencia en las cortes para obtener reparaciones de Alemania es ejemplo y esperanza para el pueblo armenio.


Lo común es el desastre, la tragedia, los millones que hoy no están y quienes no pudieron defenderse porque no tenían un estado soberano ni un ejército, porque sucumbieron ante un enemigo más fuerte y decidido a eliminarnos. Pero algunas diferencias circunstanciales nos han diferenciado: Los armenios asesinados fueron súbditos del Sultán de Turquía y posteriormente de la Nueva República de los jóvenes turcos liderados por Kemal Ataturk. Al finalizar la Primera Guerra, y nuevamente al finalizar la Segunda, el nuevo gran enemigo de Occidente fue la Unión Soviética, y Turquía estuvo llamada a convertirse en la punta de lanza contra esa amenaza. Turquía es hoy en día uno de los más grandes e importantes miembros de la OTAN. Turquía pronto tendrá 100 millones de habitantes, mientras que la Armenia de hoy no llega a tres y toda su diáspora si acaso suma 12 millones. Por eso es que apenas una veintena de países han reconocido el hecho histórico del genocidio armenio.


En el juego de la geopolítica, muchos son los pactos con el diablo los que hay que hacer, muchos los riesgos reales a la hora de tomar una postura puramente moral. Pero igualmente trae riesgos morales no tomarlas. Nuestra historia y nuestras tragedias, nuestro eterno canto de Nunca Más, nos deben inclinar a perder el miedo ante las represalias de una Turquía que hace mucho dejó de ser aliada de Israel para convertirse en uno de los dos más grandes y peligrosos agitadores del antisemitismo y antisionismo mundial, junto con Irán. Han sido muchas las veces en que el la Kneset se ha presentado una moción para reconocer el Mets Yeghern, pero siempre el gobierno termina pidiendo que se aplace para no molestar a Erdogan. La última vez que esto pasó fue a finales del mes de mayo, cuando Armenia celebraba el centenario de su primera república. Confío que el gobierno de Israel pronto tenga las agallas para hacer lo que es moralmente correcto.



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