Mi abuelita Fanny
- Jack Goldstein
- hace 2 días
- 2 Min. de lectura

Por Fanny Wancier
Creo que sabes que me llamo como mi abuela materna: Feige, quiere decir pajarito me parece muy tierno. La he llevado en mi ADN, en las células, en el alma, en mi cuerpo -como quiera llamarse- desde antes de nacer y solía expresarse a través de inexplicables angustias que me daban desde niña. Un día, aquí en Bogotá, estaba manejando y de un momento a otro sin motivo aparente me dieron unas ganas de llorar irrefrenables. Paré el carro al lado del andén y sentí que la abuelita que llevaba dentro, que había muerto primero gaseada y luego quemada en un horno por lo nazis en Treblinka estaba comunicándose conmigo, e inmediatamente capté el mensaje: debía traerla nuevamente a este mundo de pero de maneja digna, hacer que su muerte no fuera en vano, sacarla de ese enorme, injusto, atroz sufrimiento (que era el mío salvadas las proporciones) y hacer el duelo en relación a toda mi historia familiar, sobre todo, el duelo que mi mamá llevaba encima y, frente al cual, las palabras no alcanzaban para expresarlo. Fue por eso que en cada conferencia, en cada taller, en cada seminario, a veces frente a 400 personas, a veces aquí o en el exterior, decidí comenzar hablando de mis ancestros, de la admiración que les tenía, de las injusticias sufridas, de todo lo que significaban para mí. Sobre todo de mi abuela a quien amo inmensamente sin haberla conocido, y me da una fuerza extraordinaria para vivir.