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Pésimo consejo de la ONU



Por Omar Bula

Había una vez un país plagado de droga donde ocurrieron 137 masacres, más de 400 muertes, 193 asesinatos de líderes sociales, 35 secuestros y 43 homicidios - en solo un año.


Un verdadero remanso de paz… según algunos.


Al menos, según el Consejo de Seguridad de la ONU - CSNU, el cual visita actualmente Colombia para elogiar el presunto éxito de un acuerdo de paz profundamente impopular (e ilegítimo), firmado en 2016 con el grupo narco terrorista de las FARC.


Según las noticias de la Agencia EFE (otra abanderada del globalismo y de la izquierda), el CSNU está listo para declarar las políticas de paz de Colombia como un “ejemplo global”, una afirmación verdaderamente aberrante dada la cruda realidad sobre el terreno.


El Consejo de Seguridad de la ONU, supuestamente encargado de mantener la paz y seguridad internacionales, ha sido un profundo fracaso desde su creación.


Objeto de críticas por su falta de efectividad, legitimidad y representatividad, este órgano ha sido totalmente ineficaz para abordar la mayor parte de los conflictos más apremiantes entre naciones, ya sean históricos o actuales.


En una demostración trágica de su ineficacia, entre muchas otras, la espera de más de 2 meses para intervenir en Ruanda en 1994 resultó en el genocidio de casi un millón de personas.


Y las cosas no han cambiado, al contrario, se han empeorado.


Lo que vemos hoy en día es un adefesio en estado de parálisis permanente, exacerbada por la creciente rivalidad geopolítica entre los países occidentales y China y Rusia.


En cuanto a Colombia y su aclamado "Acuerdo de Paz", irónicamente apodado por algunos como "Paz de Cocaína", es hora de que el mundo sepa que está siendo engañado abierta y descaradamente.


Desde la firma de este cuestionable pacto, la situación del país no ha hecho más que deteriorarse y sigue marcando uno de los períodos más oscuros de su historia.


La producción de cocaína ha aumentado a niveles impensables y ha alimentado el fortalecimiento de los grandes carteles de droga y la aparición de temibles sindicatos criminales a lo largo y ancho del país.


Partes del sur de Colombia, colmado de plantaciones de coca y clave para el comercio internacional de cocaína, ya están prácticamente bajo el control total del crimen organizado.


Como para completar, ahora tenemos un presidente desequilibrado que, con su denominada "Paz Total", ha favorecido únicamente a carteles y delincuentes. Sus políticas incoherentes y extravagantes incluyen, pagar a los asesinos para que no vuelvan a matar y negociar una supuesta "paz" con grupos puramente delictivos.


La pantomima diplomática del Consejo de Seguridad de la ONU hacia Colombia es dañina y perjudicial para el país.

Además de ser emblemática de su inoperancia e inefectividad, esta prolonga las consecuencias de mentiras vergonzosas y políticas contaminadas por el dinero sucio de la droga - y nos aleja cada vez más de la paz genuina que tanto anhelamos los colombianos.

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