Despierta, mi bien despierta
- Jack Goldstein
- 30 sept
- 3 Min. de lectura

Por Marlene Manevich
Una noche cualquiera de esas con luna llena iluminando el ambiente, sonó como ya es costumbre, el despertador hutí. Esta vez fue a la 1 de la mañana, mientras tratábamos de conciliar el sueño. Esto, por supuesto ayudó a que no fuera tan fácil hacerlo y en ese momento, leí un mensaje que contaba que Iberia, la tan conocida y cotizada línea aérea española sirvió, como es tradicional, la comida kasher, a los pasajeros que la solicitan, pero esta vez con una adición. Era un letrero que decía Free Palestine, como para complementar el menú. Es una actitud bastante desagradable e invita a la agresividad. Se les olvida que en estos tiempos ya no es como en la Shoá que los judíos tenían que solicitar permiso, y que muchas veces eran negados, para refugiarse en otros países.
Se les olvida que ahora tenemos un país, que aunque rodeado de enemigos, es nuestro y no nos cierran las puertas para entrar. Eso es lo que hace la diferencia entre el Holocausto y este antisemitismo que se ha despertado como un león rugiente. También se les olvida que el león de Judea ruge más duro y no se va a dejar aplastar por gente ignorante e inhumana que defiende una causa terrorista, sin imaginarse siquiera que ellos pueden ser los próximos elegidos. Y cuando me refiero a ruge, no es para eternizar la guerra, sino para anunciar que no vamos a permitir que el pueblo judío sea aniquilado, como sucedió en la época del Holocausto.
Ahora tenemos un país que nos respalda. Yo creía que esos barcos durante la Segunda Guerra Mundial llenos de judíos que seguían navegando por mares internacionales, buscando un refugio para comenzar una nueva vida, pertenecían a la historia. Pero tristemente siguen haciendo historia. Y es así como se escucha que en países como Grecia, aparentemente tan neutral, en medio de sus hermosas playas rocosas, algunos grupos de manifestantes prohiben atracar a barcos israelíes porque según organizaciones propalestinas, algunos son soldados con las manos manchadas de sangre.
También dicen que se han enriquecido algunos vendiéndoles propiedades a israelíes que han comprado en las islas. Me parece como escuchar un disco rayado o escuchar esas tristes e interminables historias que nos contaban los abuelos sobre la guerra. Esas largas caminatas por caminos helados en esa Rusia nevada, cargando niños y las pocas pertenencias que pudieron llevar con ellos. Algunos dicen que hay que hacer caso omiso, pero eso fue lo que hicieron muchos judíos, en esa época que creíamos archivada en el pasado, en los libros de historia y que decíamos, no olvidar, pensando en que no se volviera a repetir. Ojalá no sea esta la cuota inicial de otro Holocausto.
Trataron de aniquilarnos, de borrar nuestra historia, de cerrar nuestros negocios, nuestras sinagogas, quemaron nuestros libros y quisieron acabar con nuestras creencias, pero esta vez les va a quedar más difícil, porque hay un país que acoge no sólo a los judíos, sino a una diversidad de personas de muchas creencias, incluidos árabes, aunque muchos no quieran aceptarlo. Otra de las noticias es que llenaron de grafitties antisemitas las oficinas de El Al en París. Cuando creíamos que habitábamos un mundo civilizado. Estamos repitiendo la historia. Todavía permanece entre mis recuerdos juveniles la lucha de Martin Luther King por los derechos de la gente de color en Estados Unidos. Recuerdo cuando injustamente no les permitían subir a los buses por el solo hecho de tener otro color de piel. A veces podían ir en la parte de atrás. El otro día escuché que en Londres, algunos conductores no quieren transportar a los niños judíos cuando paran cerca de sus escuelas. Esas conductas racistas parecían borradas y parecía que se estaba escribiendo una nueva historia más justa, menos racista, menos discriminatoria. Se están invirtiendo los valores? En vez de aprender de los errores del pasado, hay gente que los está repitiendo.
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